Cómo puede sobrevivir su carrera profesional sin las redes sociales

Publicada el 22 de marzo de 2018. Fuente: www.expansión.com

Tino Fernández


Dejando claro que las redes sociales son ya un elemento fundamental en los procesos de reclutamiento y selección, y que resulta útil y necesario estar en ellas para buscar empleo o construir una marca personal eficaz, hay que tener en cuenta también que existen bolsas de talento y corrientes 'subterráneas' de contactos, influencia y oportunidades que nada tienen que ver con los medios sociales. 


Hay que estar en ellas. Las redes sociales son hoy un espacio indispensable para aquellos que buscan empleo, para los que quieren crear su propia empleabilidad haciéndose visibles y construyendo una marca personal. Los reclutadores y las empresas acuden a ellas para encontrar candidatos ideales o para verificar los datos y contenidos de los aspirantes que les interesan. 

No hay demasiadas dudas acerca de su utilidad, siempre que el uso sea correcto. Incluso hay quien piensa que nuestra vida en las redes podría tener más relevancia y utilidad para los empleadores que otras herramientas tradicionales como el currículo.

Sin embargo, cabe preguntarse si existen bolsas de talento ocultas fuera del alcance de los medios sociales, o corrientes subterráneas de influencia, contactos y oportunidades profesionales más allá de las redes.


Otros modelos

Podría ser... La respuesta está en la existencia de un mercado oculto de ofertas -las conocidas como ofertas invisibles-, que ofrece grandes oportunidades a los candidatos pasivos; en el recurso a las referencias en un número creciente de organizaciones, que inaugura un nuevo modelo de reclutamiento social; en las comunidades y grupos de profesionales que desarrollan algunas compañías, con perfiles que éstas consideran necesarios y que forman y cuidan; e incluso en las segundas oportunidades que se pueden ofrecer a candidatos rechazados para un puesto que son tenidos en cuenta para fidelizar al talento futuro que puede llegar y para evitar errores que afectan a los que se quedan en la organización. El candidato puede no ser válido para una posición, pero sí para otra. 

Por lo que se refiere a la oferta oculta de empleo, Guillem Recolons, socio de Soymimarca, opina que "si hay voces que sitúan la oferta no visible en un 80%, la cuestión es si valdría la pena dedicar un esfuerzo proporcional para llegar a los puestos que se cubren antes de hacerse públicos. En este caso, desde una perspectiva de branding personal, la clave es trabajar en un modelo de negocio que priorice los socios clave que estén vinculados de una u otra manera con esta oferta oculta. Dar voces en el 1.0 sigue siendo tanto o más efectivo que en el 2.0, ya que hablamos de personas que nos conocen y pueden dar fe de nuestras competencias".

Recolons recuerda que "los reclutadores cada vez recurren más a la búsqueda de perfiles en las redes, y en algunos casos a verificar su idoneidad. Es aconsejable huir de posiciones extremas, como no disponer de un triste perfil o ser el rey de la fiesta". Recolons está convencido de que es posible sobrevivir sin redes sociales, y de que esto no tiene por qué implicar una conducta antisocial, sino que es propia de alguien que utiliza internet para informarse y poco más".


¿Es necesario?

Silvia Leal, experta en transformación digital, no cree que sea necesario para todos los profesionales cultivar las redes para explotar la propia marca: "Hay que preguntarse qué pensaríamos de un científico o de un profesor que no tiene límites al publicar en las redes sociales. Probablemente concluiríamos que descuida su trabajo. Hay actividades y profesiones en las que la marca no es tan necesaria para buscar un empleo". Leal añade que "por un lado están las redes sociales y por otro el networking de toda la vida".

Raúl Hernández, consultor en procesos de transformación organizativa, considera que "la presencia en redes sociales debería contemplarse como cualquier otra inversión en tiempo, dinero o esfuerzo bajo un prisma de coste y beneficio. Hay que preguntarse cuánto tiempo dedicamos a crear contenidos, a relacionarnos a base de likes y de comentarios... Y qué sacamos -de verdad- de todo ello, además de si es posible que haya otras estrategias, fuera de las redes sociales, que ofrezcan un ROI mayor, que tengan un mayor impacto a la hora de generar oportunidades reales".

Andrés Pérez Ortega, experto en estrategia personal, cree que "estar en la red ha pasado de proporcionar cierto prestigio a convertirse en un campo de minas, incluso si se utiliza correctamente. En las últimas semanas se ha empezado incluso a poner en duda el futuro de los medios sociales que conocemos: Mark Zuckerberg ha cambiado el algoritmo (una vez más), los que mandan en Twitter están pensando qué deben hacer para rebajar la crispación y eliminar noticias falsas y bots, LinkedIn-Microsoft quiere utilizar los datos de los profesionales para vendérselos a las empresas, y se empieza a dudar de ciertos influencers".

Raúl Hernández opina que "a la hora de generar contenidos, se vende la idea de que tener presencia en redes sociales es fundamental, pero esto es lo mismo que poner un local en un centro comercial infinito, en el que hay miles y miles de locales como el nuestro intentando llamar la atención, mientras que la posibilidad de que un cliente pase por delante de nosotros es mínima, y aún menor lo es que llamemos la atención de forma significativa, frente a los otros miles de generadores de contenido que son básicamente iguales".


Claridad y fiabilidad

Andrés Pérez sugiere en primer lugar tener una oferta clara: "Internet ha ido sustituyendo lo relevante por la anécdota. Profesionalmente ocurre lo mismo. Podemos ver a mucha gente realizando muchas actividades para preguntarnos al final '¿y este a qué se dedica?'. Si queremos sobrevivir y progresar profesionalmente en el mundo real debemos tener muy clara e interiorizada la oferta y el valor que podemos aportar".

Añade que "conviene despegarse de la pantalla y acercarse a los eventos. La confianza no se gana con un buen perfil en LinkedIn o con una docena de tuits. Hay que bajar al terreno y practicar las relaciones personales, porque el progreso profesional es un deporte de contacto. Acudir a eventos (de todo tipo) y, sobre todo, hacer el esfuerzo de romper el hielo deja una huella mucho más profunda y fiable de horas y horas tratando de sobresalir en la selva virtual. Es ahí donde sale el talento oculto".


Relaciones reales

Siguiendo las ideas de Seth Godin, Raúl Hernández asegura que "el networking es siempre valioso cuando las relaciones son reales e irrelevante cuando son falsas y superficiales. Es muy fácil hacerse contacto de alguien, darle a un like, o incluso de vez en cuando dejar un comentario y dar apariencia de que realmente existe una relación. Pero el número de contactos, los likes, o las visitas en nuestra web son irrelevantes. Lo que aporta valor es por qué personas estamos dispuestos a mover un dedo, y cuántas personas estarían dispuestas a mover un dedo por nosotros. Hay mucha gente en la que pensamos que ni siquiera está en las redes sociales, y hay muchos de nuestros contactos de las redes en los que ni pensamos, porque apenas los conocemos, ni tenemos una relación de confianza con ellos, o no nos importan lo más mínimo. Los circuitos de confianza existían antes de las redes sociales, y siguen existiendo ahora, y en gran medida transcurren de forma completamente independiente a ellas".

Pérez añade otro consejo: "'Más observar y menos cotillear'. Internet nos ha convertido en observadores, en voyeurs. Para que nos tengan en cuenta y nos escojan como profesionales debemos saltar al terreno de juego".

También se refiere a la importancia que tiene la credibilidad y la sintonía en el cara a cara, y asegura que "lo importante es que nos crean y que nos quieran, y eso es más fácil si establecemos una conexión directa y personal con alguien. Hemos pasado de ser actores a ser observadores. Y hemos dejado de actuar para dedicarnos a retransmitir. Parece que nos preocupa más documentar lo que vemos que disfrutar lo que podemos hacer". 

Para Raúl Hernández, "las redes sociales tienen efectos parecidos a algunas drogas. Proporcionan momentos de pura evasión. No es el alcohol, no es la heroína... pero funciona de forma parecida. Volcamos nuestros esfuerzos y nuestra atención en algo que nos hace sentir bien. En la red todo es fácil, creamos contenidos (y sentimos que tienen valor), nos relacionamos (aunque esas relaciones sean superficiales e intrascendentes), obtenemos reconocimiento (Likes, retuits), sentimiento de pertenencia, y no sólo es que podemos decir 'yo controlo', sino que además podemos añadir una capa de autojustificación ('estoy construyendo mi marca', 'estoy cultivando relaciones', 'me servirá para generar negocio). La cuestión es quién va a querer salir a la calle, a presentar su propuesta de valor a unos desconocidos, a exponerse al rechazo, a aceptar que sus planteamientos son mejorables, a pelearse porque un proyecto salga bien, a mancharse de barro... cuando puede estar construyendo su marca y recibiendo palmadas en la espalda de su grupo de amigos virtuales en la comodidad de su escritorio".

Hernández añade que "las redes sociales nos proporcionan además una serie de indicadores que resultan muy golosos: el número de visitas a nuestro blog, la cantidad de Me gusta, los retuits, los comentarios... Es fácil dejarse deslumbrar por ellos, y pensar que son efectivamente indicadores de éxito. Pero la realidad es que el único indicador de éxito es la conversión acerca de cuántas de esas relaciones se convierten en poder presentar una propuesta comercial, o en que nos ofrezcan un trabajo, que nos compren nuestro producto, o que nos presenten a alguien interesante que realmente esté dispuesto a reunirse con nosotros y a dedicarnos una hora de su tiempo para hablar".


Cuáles son las nuevas 'bolsas de talento'

MERCADO OCULTO DE OFERTAS 

En el caso de un grupo selecto de candidatos, podría decirse que es el trabajo el que tiende a buscarlos a ellos. Se trata de los candidatos pasivos, que surgen en un entorno de ofertas invisibles o que no se publican. Si convenimos que el peso de las ofertas ocultas resulta determinante y que sólo un círculo reducido de candidatos tiene acceso a ellas, resulta necesario construir una red muy eficaz de contactos.


COMUNIDADES DE 'RECHAZADOS'

La interacción con aquellos candidatos que no han sido escogidos en un proceso de selección se ha convertido en una estrategia de futuro para las empresa y se considera como una nueva oportunidad para quien busca empleo. Estos rechazados tienen un gran valor para fidelizar al talento futuro que puede llegar y para evitar errores que afectan a los que se quedan en la organización. El candidato puede no ser válido para una posición, pero sí para otra.


COMUNIDADES DE TALENTO 

Algunas compañías deciden desarrollar comunidades de profesionales con perfiles que la empresa considera necesarios. La organización cuida a esos profesionales, está en contacto con ellos, les proporciona formación y, cuando llega el momento de iniciar un proyecto, saca gente de este 'pool' de talento. Esto reduce costes de externalización de consultoras o cazatalentos, pero implica para la empresa mantener viva la comunidad de profesionales que le interesan.


LA 'RED' DE LAS REFERENCIAS 

Un número creciente de compañías cuelgan ofertas de trabajo a las que pueden acudir particulares para hacer referencias de amigos o conocidos que podrían ser candidatos para ese puesto. En estos programas de referencias, si el candidato es referenciado y finalmente es contratado, la persona que le recomienda dentro de la compañía puede recibir un bono económico en función del perfil profesional del elegido. El reclutamiento social es un concepto de moda en el universo de la selección, concebido como una fuente de incorporación de talento a la compañía.

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